miércoles, 3 de junio de 2009

No quiero que me invites a un restaurante,
ni que me lleves de vacaciones o pagues ningún hotel caro por mí.

Quiero que prepares algo de cena y la compartas conmigo,
o que me lleves al mercado e improvisemos algo que compartir después.
Que me lleves a tu casa,
a tu sofá, a tu cama, a tu ducha,
pasear semidesnudos por tu espacio, que nada tiene que ver conmigo.
Y compartir nuestros cuerpos.
No quiero regalos, no quiero joyas, no quiero lujos.
Me gustan las cosas sencillas.
Que te pinches cortando flores para mí,
que arranques cualquier flor del campo,
que al venir a buscarme desprendas una pequeña flor de los jazmines
y sin preguntarme la enredes en mi pelo.

Que traigas los bolsillos llenos de cerezas para amenizar el camino a mi casa,
que dibujes paisajes en mi espalda desnuda,
que trences mi pelo sin conocimiento alguno,
que me prestes un libro, o un pasaje que te haya gustado
o que te diga algo o ni siquiera eso, que escojas uno al azar y pruebes suerte.

Me gustan las cosas sencillas, los detalles, no pido más, pero a veces me parece tanto, me parece tan difícil.
Así que ven, tú, seas quien seas, estés donde estés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario