
Toca para mí.
Deslízate debajo de mi ropa,
yo ya habré cerrado los ojos,
camina sobre los pulpejos de tus dedos recorriendo la cara interna de mis muslos.
Seguiré con los ojos cerrados.
Déjame escuchar la música
de la fricción de ambos cuerpos,
del silbido entrecortado
en dos por cuatro de tu respiración junto a mi cuello.
Hazme un amor acompasado.
Tengo todo el tiempo del mundo concentrado en un momento, después tendré prisa.
Sigo con los ojos cerrados,
afino mi iodo y oigo como acoplas mis senos a tu sed.
Jadeante.
Cambia el ritmo y la escala y la clave.
ABRE, ABRO LOS OJOS.
Y ahí estás, sentado en la fuente,
tocando al fin para mí.
Miro tus dedos deslizarse entre las cuerdas
y vuelvo a empezar viéndolos ascender
por la cara interna de mis muslos.
Foto de Paz Vásquez.
C.R.
C.R.
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