sábado, 13 de febrero de 2010






Echo de menos París.
Sus calles, su acento cerrado, sus crêps, sus mil culturas, su chic, su top, su quai, su Seine, sus pequeños cafés, sus teatros, recorrer las líneas de metro de principio a fin y ver lo que hay, alquilar bicicletas y jugarse la vida, tumbarse al sol suave en los campos de Marte, mojarse los pies en las fuentes, comer en los museos, beber vino y comer queso en la orilla del río, en una isla, luces, mil y una historia que inventar a cada paso.




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