Creo que a estas alturas tendré que autocastigarme a repetir mil veces la lección no aprendida.
Cuántas veces me lo repito a mí misma al oído,
cuántas me acurruco, me acerco, me siento en el borde de la cama, me acaricio el pelo y me inclino dulcemente hacia mi propio oído y lo repito.
De nada sirve, a la hora de actuar siempre lo hago mal, hago oídos sordos a mis propios consejos y me lanzo sin pensar.
Para que siempre acabe todo igual.
viernes, 19 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario