lunes, 7 de septiembre de 2009

Es horrible pensar que no estarás, ni aquí ni en ningún otro lugar,
donde yo esté.
Que dará igual cuanto tarde en amanecer porque tú no estarás.
No existes, no existirás.
Eres y serás tan solo el producto de una imaginación vedada por la realidad y ahí morirás, asfixiado por la presión de la soledad poco convencida.
Dará igual.
Intentaré que yo tampoco esté.

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