Ser original, ser uno mismo, quererse o al menos intentarlo, parece ser motivo suficiente para los más indeseosos deseos del otro hacia uno mismo, las miradas que crean llagas, y nadie se alegra de verdad de lo bueno que te pueda pasar sino está por debajo de sus propias posibilidades, qué pasa? Por qué ese miedo a no ganar? Por qué nadie se sabe conformar? No es conformar siquiera, más bien valorar, lo que se tiene, a lo que se accede, lo que se cultiva, lo que se gana, lo que se trabaja, lo que se merece.
No puedes esperar ser querida si tan sólo el odio te rodea, si los requisitos para tus caricias son más que un sentimiento un cúmulo de condiciones físicas e ideales que rozan más bien el nazismo que la realidad. No puedes esperar si no sabes dar.
Lo dejo, porque se huele a millas que me acabo de molestar, que cierta persona me acaba de molestar, y en el fondo seguramente no se lo merezca, es un cúmulo de males momentos en este día.
En fin.
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