jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Por qué te vas?
No lo sé.
¿Es por el trabajo?
No.
¿Por esa bso?
No.
¿Es por él?
Puede ser. No, no lo sé.

¿Por qué me voy?
Por huir, por volver, por resetear.

Aléjate del amor.
Corre, huye.
No te dejes tocar por él, no te dejes embaucar, no te dejes.
Coge la primera oferta, el primer cambio, el primer avión, da igual el destino, todo serán tus favoritos, sé feliz, sola, en la distancia, resetea.

Y cuando vuelva a suceder, vuelve a empezar, puede ocurrir una vez, dos, o puede que ocurra 50 veces dentro del mismo mes, da igual, vuelve a empezar, y cuando en una de esas veces tú te empieces a enamorar también, será ese el momento, recoge, empaqueta, compra un billete, atraviesa el país, cambia de número si lo necesitas ¿cómo te quieres llamar hoy?.



martes, 24 de noviembre de 2009

Tira del cordón que ata la cordura y me viste.
Reposa mi cuerpo sobre cualquier superficie,
horizontalidad o verticalidad, me deja de importar,
lo necesario es que no tenga oportunidad de escapar.

Córtame la respiración presionando contra mí,
curva mi espalda succionando los axones indicados,
ciérrame los ojos introduciendo tus dedos bajo el raso.
Déjame saborearme.

Cállame.
Haz girones de lo que me quede puesto.

Deshazme en tu paladar.


lunes, 23 de noviembre de 2009

El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura.

No puedo dormir.
No puedo cerrar los ojos, si los tengo abiertos me molesta la poca luz que consigue atravesar la ventana. Me molesta el ruido, me molesta el silencio, en mi cabeza se desata el huracán, empieza la batalla, me persigue.
No puedo dormir, me duele la boca del estómago, si me concentro un poco me duele también cuando pienso, la cefalea atrapa mi hemisferio izquierdo, por eso se me traba la lengua, me cuesta cambiar mi idioma, escribir, pensar, razonar, y todo se enmaraña.
Una vuelta más a la cama, repetir la misma canción, pensar en la arena de una playa, en las púas de los pinos que un día planté, en la silueta de la montaña que rodea la habitación en la que me imagino estar, en silencio.
Pero no, hace frío, no puedo dormir, me desespero en parte.
Me agobio y el tiempo que tengo empiezo a usarlo en darle vueltas a las cosas.






Tiempo para pensar.




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Es horrible estar allí, es irreal, es desconcertante, escapa a cualquier descripción, a cualquier idea o concepto. Te deja mal cuerpo, mal sabor de boca, malos pensamientos, peores sentimientos. Aturdido.
Todo te resulta familiar porque lo has visto cien mil veces en la gran pantalla, todo es un plató siniestro, un decorado nefasto que se expande hasta allí donde tu vista no logra alcanzar. Se deshace en un horizonte arbóreo cubierto de polvo, desesperanza, ilusión, gritos, sangre, balas, cámaras de gas, hogazas de pan y tazas de té. Te atreves a acercarte a las vallas electrificadas, y no puedes tocarlas, no llega luz, no hay electricidad, pero no puedes tocarlas, porque sabes que están llenas de muerte, de dolor, caminas entre bloques de ladrillo rojo, inmensas ratoneras inhumanas, y piensas que esas piedras sobre las que tus perfectas botas aislantes pisan fueron cubiertas por orín, sangre, lágrimas, saliva, piel, inocencia, desconcierto, injusticia, insolencia, prepotencia, estupidez, todo junto, y casi puedes escuchar los gritos, las miradas detrás de los cristales, los cuerpos amontonados, los fantasmas dentro de pijamas de rayas que deambulan de un lado a otro...horrible.

Y ves la sangre corriendo entre los adoquines. Y detrás de la alambrada sigues viendo los ojos hundidos, cierras los tuyos y están todos allí, enzarzados entre las espinas de metal clamando por salir de allí. Y te vas, y el día no vuelve a ser el mismo, y aunque pueda parecer extraño, raro, precipitado o exagerado, la vida te cambia un poco, y necesitas tiempo, para pensar, porque todo cambia, te asoman a una ventana que nadie quiere abrir, pero que está ahí, y cuando te dejan regresar a tu mundo, no ves las cosas igual, tiempo para reflexionar, dos días de silencios, y un comentario desencadena la angustia, el malestar, todo lo que te ha dado por pensar.

...




miércoles, 18 de noviembre de 2009


Sé que un día no estarás, simplemente porque la vida es así, porque unos nacen y otros tienen que morir. La cuestión es que no me acostumbraré a no poder llamarte sollozando que estoy perdida, que no sé qué hacer. No podré recordarte tumbado en el sofá y saber que estás ahí esperando por si te necesito, y no quiero suplantarte por ningún hombre, porque en realidad sólo estuviste tú y tu peculiar forma de ver las cosas, los problemas, cuando éstos llegaron a mi pequeño espacio vital de los diecipocos. Esperando a que llegara por las noches, y preguntando a terceras personas si comí, si dormí, si respiré, si lloré y sobre todo cuanto me reí.

Quizá no hablamos nunca el mismo idioma pero en el fondo somos la misma persona, distintas épocas, distintos impulsos, pero estamos hechos del mismo material noble, sencillo, sonriente...claro que a mí me tocó también genética distinta y modificó el patrón original de la sonrisa eterna. Pero estás tú, que me lo recuerda, que me dice "¡qué suerte tengo, hoy es un nuevo día y estoy aquí!". Y aún cubierta por mi edredón te escucho silbar por la calle, saludar vociferando a todo el mundo, sin distinción, sin importarte nada, abres la puerta y cantas...

Por primera vez seguramente en toda mi vida te echo de menos y en el fondo me alegro de hacerlo.

Te quiero.




martes, 17 de noviembre de 2009

Nombres Impropios


No se puede afirmar
que me engañaba cuando me mentía.
se llamaba Osadía
y desde el primer día
tuvo la cobardía de avisar.


Quien tiene siete vidas
y dos
ojos de gata callejera
no se va con cualquiera.
De su noche se espera
un broche de promesas incumplidas.

Mejor no equivocarse
no me pidas jamás lo que no doy
ya sabes cómo soy y si quieres me voy
dijo cuando acabo de desnudarse.

Ya ves
llegar a fin de mes
no era con ella asunto de dinero
se trataba más bien de merecer
un tren de pasajeros,
el tsunami de un mar hecho mujer
dispuesto en cada ola a renacer.
Se llamaba Herejía
cómo voy a saber
si me engañaba cuando me mentía.

Maestra en confundir
al diablo y al rey de los altares,
me citaba en los bares
con fuegos malabares
y luego se olvidaba de acudir.

La mañana y la tarde,
qué vaivén entre alarde y agonía,
todo lo confundía
su swing, porque
sabía
mirar como un crepúsculo que arde
.

Callada por respuesta
cuando jugué al dolor de corazón.
Su boca era un buzón de voz sin
compasión
dormido hasta la hora de la siesta.

Ya ves,
llegar a fin de mes
no era con ella asunto de intendencia.
se trataba más bien de comprender
la pura impertinencia
del sol cuando se cansa de asombrar,
del mostrador a la hora de cerrar.
Se llamaba ironía
y no puedo jurar
que me engañaba cuando me mentía.


Ya ves,
llegar a fin de mes
no era firmar un parte de sucesos,
se trataba más bien de envejecer
huérfano de sus besos
con fantasmas que aprenden a
crecer,
abrazos que se mueren por volver,
Se llamaba utopía,
me gusta imaginar
que me engañó cuando se despedía.
que me engañó cuando se despedía.

lunes, 16 de noviembre de 2009




Then my eyes just said go on
And my back could feel the cold
Then you take off all my clothes
I was breathing laid in bed
And you take my legs, and you get inside
And I thought that life, couldn’t be so good
Oh my love, is this a new suicide
And I just wanna to know
Oh, it’s all, my strong little guy...

jueves, 12 de noviembre de 2009


Y quiero prometerte ser libres
como dos versos tachados
del dictado de la Revolución.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Wislawa Szymborska


Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.

De "Fin y principio" 1993
Versión de Abel A. Murcia