domingo, 31 de julio de 2011

Me pruebo los guantes largos. Negros, suaves, sensuales, irreales.
El espejo se convierte en ti, como tantas otras veces, me miro y son tus ojos en los que se convierten los míos, paso mis manos por mis costillas, por la cintura, y siento que son las tuyas, mientras imagino que realmente tu yaces inconsciente en tu cama, a mil años luz, y un escalofrío recorre tu espalda, zozobras bajo las sábanas, no recordarás que me has soñado, pero sé que por la mañana me echarás de menos. Un poco más tarde te materializas en la oscuridad de mi estancia, y ahora yo, bajo las sábanas, acabo de recorrer el paisaje de un ciego, mil situaciones, decenas de posturas, de caricias, de susurros, de momentos, de te quieros, de lágrimas al despuntar el alba y volver a la realidad.
Sueña conmigo, puede que un día te despiertes aquí.

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