martes, 18 de enero de 2011

Mis ojos están sellados, mis manos se posan sobre la cama que juega ser este teclado.
Las arrastro en busca de alguna imperfección que interrumpa la llanura de algodón, una imperfección que respire debajo de la sábana, asciendo por ella, y busco tus labios, poso las yemas en la salida de aliento cálido y sin apartar mis dedos acerco mi boca, te beso, a tientas.

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