viernes, 28 de enero de 2011

Casualidades




Y aunque el agua nos separa
y nunca llegamos a tocarnos,
me zambullo, resbalo,
me enrosco y buceo, abro la boca,
y cierro los ojos, reduzco mi espacio al tuyo,
tu mundo, tu agua.

Tus huesos, crujientes como tus besos,
culpables de mis excesos,
la noche no dirá nada
si tú no te quejas.

Donde se acaba mi boca
empezarán tus labios,
comenzará el momento
cayendo en la rutina.
El movimiento tan mojado,
tan urgente, tan seguro, tan ausente.

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