Casualidades

Y aunque el agua nos separa

y nunca llegamos a tocarnos,

me zambullo, resbalo,

me enrosco y buceo, abro la boca,

y cierro los ojos, reduzco mi espacio al tuyo,

tu mundo, tu agua.

Tus huesos, crujientes como tus besos,

culpables de mis excesos,

la noche no dirá nada

si tú no te quejas.

Donde se acaba mi boca

empezarán tus labios,

comenzará el momento

cayendo en la rutina.

El movimiento tan mojado,

tan urgente, tan seguro, tan ausente.

A veces el silencio puede ser la gran respuesta. Una indudable solución a tu duda. Una desaparición puede ser una afirmación.

Mis ojos están sellados, mis manos se posan sobre la cama que juega ser este teclado.

Las arrastro en busca de alguna imperfección que interrumpa la llanura de algodón, una imperfección que respire debajo de la sábana, asciendo por ella, y busco tus labios, poso las yemas en la salida de aliento cálido y sin apartar mis dedos acerco mi boca, te beso, a tientas.

Gracias, has abierto una ventana a tu sala de estar, me has dejado espiar un pedazo de tu vida, uno donde puedo encontrar una parte de mi sueño, y puedo ver su evolución, puedo intuir su decaimiento en blanco y negro, me entristece pero me hace aprender...me has dado tanto en lo que pensar...