Grito. Mis manos se apresuran a aferrarse al reposacabezas de Antonio. Veo la nieve, veo las luces del coche que viene por el carril de la izquierda, volante hacia la derecha, campo con nieve, volante hacia la izquierda, luces a lo lejos, más gritos. NO. MAMÁ. NO, NO, NO, NO, NO, NO.
El coche abandona el asfalto, y salta el arcén, puedo sentir como flotamos en el aire unos tres metros sobre la tierra, no puedo divisar nada, pánico, me da tiempo a pensar en las posibilidades, en qué pasará si hay agua, si hay barro, si hay una pendiente, siento como me duelen los brazos de agarrarme con todas mis fuerzas al cabecero, sigo gritando que no, pienso por un instante que es hora de despertarse.
El coche impacta por el cuadrante trasero derecho contra la tierra arada, escucho como cruje mi cuerpo, un grito de dolor, sí, no es un sueño, me duele, no respiro. El coche no consigue frenar y se desliza hasta una acequia de varios metros de profundidad, el coche entra y se queda de lado, sólo sientoe l polvo del airbag y huelo a quemado, no siento las manos pero corren a desprenderme del cinturón de seguridad, quiero salir, siento como todos los abrigos están sobre mí, a tientas busco mi bolso, mi móvil, mi 112. No hay, grito porque no puedo respirar y al gritar mis pulmones se llenan de aire de agujas que se clavan, grito de dolor, más agujas, hiperventilación superficial. Todos han salido.
-Sácame de aquí Antonio, sácame de aquí.
No puedo moverme, Antonio no puede sacarme, no hay fuego, los recién llegados intentan sacarme, un dolor me paraliza el cuerpo, toco las piernas, las siento aunque no las muevo, me concentro en mi no respiración, siento la hierba en la cara, giro la cabeza y mi ventana está contra el suelo.
Minutos eternos.
Ambulancia.
Opiáceos.
Opiáceos.
Opiáceos.
Opiáceos.
Agua.
Bilis.
Opiáceos.
Pan.
Un mes para aprender otra vez mientras me deja de doler.
Y sí, pasa tu vida por delante de tus ojos, rápida, angustiándote.
dolor. siento dolor.
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