Pasarán los años, día tras día, hora tras hora, instante tras instante y seguirás allí, encarcelada, entre cuatro paredes frías de baldosas blancas, a veces azules, otras de distintso colores, pero serás tú, encerrada, por tí misma, detrás de un pestillo, agarrada a la idea de contar una y otra vez, es algo que te hace olvidar, no pensar, no sentir, sólo puedes contar, una y otra vez y así parece que todo es más fácil, porque el único problema es saber contar y no pasar los límites, a veces absurdos, otras más realistas, pero siempre enfermizos.
Empiezas tu día así, y hora tras hora sigues contando, sumas, restas, multiplicas distintas propiedades, los resultados te molestan, o te parecen satisfactorios, pero nada te salvará de seguir contando, te has vuelto, o nunca has dejado de ser esclava de un conjunto de cifras que van dirigiendo tus ideas.
A veces más, a veces menos.
Siempre el mismo cantar.
Cansada de contar, sin poder dejar de hacerlo.
viernes, 30 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario