jueves, 26 de marzo de 2009

Tan cerca y tan lejos


Cose tu viejo sueño a la almohada,
arruga el edredón, y la tristeza,
despierta a Peter Pan desde mi oído,
devuélvele la sombra, y que se marche.

No quiero ser el niño que no entiende
el mecanismo de un reloj de arena mientras los granos caen, inexorables.
Ayúdame a quedar en tierra firme
lejos de cocodrilos y piratas prisioneros
al mástil del fracaso o al solitario ron de las tabernas.
Subamos a la noria de los días.
Quiero crecer pegado a tus rodillas.



José Daniel García
El sueño del monóxido

domingo, 22 de marzo de 2009

LA BALADA DE LA MASTURBADORA SOLITARIA




Al final del asunto siempre es la muerte.

Ella es mi taller. Ojo resbaladizo,

fuera de la tribu de mí misma mi aliento

te echa en falta. Espanto

a los que están presentes. Estoy saciada.

De noche, sola, me caso con la cama.


Dedo a dedo, ahora es mía.

No está tan lejos. Es mi encuentro.

La taño como a una campana. Me detengo

en la glorieta donde solías montarla.

Me hiciste tuya sobre el edredón floreado.

De noche, sola, me caso con la cama.


Toma, por ejemplo, esta noche, amor mío,

en la que cada pareja mezcla

con un revolcón conjunto, debajo, arriba,

el abundante par en espuma y pluma,

hincándose y empujando, cabeza contra cabeza.

De noche, sola, me caso con la cama.


De esta forma escapo de mi cuerpo,

un milagro molesto, ¿Podría poner

en exhibición el mercado de los sueños?

Me despliego. Crucifico.

Mi pequeña ciruela, la llamabas.

De noche, sola, me caso con la cama.


Entonces llegó mi rival de ojos oscuros.

La dama acuática, irguiéndose en la playa,

un piano en la yema de los dedos, vergüenza

en los labios y una voz de flauta.

Entretanto, yo pasé a ser la escoba usada.

De noche, sola, me caso con la cama.


Ella te agarró como una mujer agarra

un vestido de saldo de un estante

y yo me rompí como se rompen una piedra.

Te devuelvo tus libros y tu caña de pescar.

El periódico de hoy dice que se han casado.

De noche, sola, me caso con la cama.


Muchachos y muchachas son uno esta noche.

Se desabotonan blusas. Se bajan cremalleras.

Se quitan zapatos. Apagan la luz.

Las brillantes criaturas están llenas de mentiras.

Se comen mutuamente. Están más que saciadas.

De noche, sola, me caso con la cama.

jueves, 19 de marzo de 2009

Hetaira, o como tú me quieras llamar.

Me voy, y prometo que si los encuentro los besaré a todos, uno por uno, pero a todos.
Los miraré, los llamaré o a veces simplemente me acercaré y les morderé, marcaré su alma y me iré, sólo quiero que sepan que he vuelto y a otros que sepan que siempre he estado ahí. Romperé las esperas candentes de tantos años y así caerán en el olvido o se incrementarán...
Me voy con muchas ganas de jugar, de engañar, de brillar, de gritar, de bailar, de observar, de vivir en el más allá de mis horas de biblioteca y mi posición respetable en los despachos.



Me voy, y prometo igualmente que si ella me mira otra vez así la besaré también, esta vez sólo la besaré y sentiré su piel erizándose y sus ojos cerrarse, sus manos temblar.
Sin ganas de jugar, simplemente hablar de otra forma, besarla y dejarlo así. Nada más.
Aunque quizá sería mejor empezar de nuevo, desde cero, sin alterarla otra vez ni alterarme a mí, mirarla yo también, estrecharla entre mis brazos y hacerla reir.

Pero a ellos no, a ellos les toca sufrir, no merecen otra cosa. Sufrir de placer sin placer.
Sufrir de juego, sufrir ante mis caprichos.
Eso es, caprichos.

lunes, 9 de marzo de 2009

Nada ha cambiado, sigo siendo igual de ilusa y soñadora, esperanzada en cualquier atisbo, alimentando ensoñaciones que surgen de la nada y claro, así vienen las decepciones, pequeñas por el momento y ya irán creciendo cuánto más repita este proceso. No puedo evitarlo.
Y sigo siendo tan sexual encore. Hmmm, cuánto deseo el vaivén corpóreo de dos almas candentes y sedientas la una de la otra, sin embargo no puedo aceptar a ningún transeunte en mi cama ni a antiguos amantes, son ambas ideas que me atormentan, volvería a su cama, a la cama del que tanto me hirió, volvería sedienta de su semen. Lo sé, soy estúpida, pero me encanta la pasión y el deseo que existió, más que poder escoger al azar a cualquier hombre y devorarlo como Saturno a sus hijos, como la mantis a sus víctimas, es algo que nada te deja sino unos minutos o a lo sumo unas horas perdidas entre tanto tiempo vacío.
Ansío, será que lo echo de menos, aquello que he tenido este tiempo a diario, que me hagan el amor con la mirada, con una caricia, la sorpresa del desnudo ansiado...
Algo que necesita tiempo, y posiblemente espacio.
Apenas hace dos semanas que empecé a respirar y ya me veo envuelta de humo nuevamente. Humo ámbar, cálido, embriagador azahar y naranja, acordes de canela.
Mis ojos parpadean sin pausa para absorver el universo que me rodea, y aparecen versos que cuelgan de manos lejanas, a veces cientos de kilómetros, otras sin embargo a un par de calles hacia el este.

lunes, 2 de marzo de 2009

Apoyó su cabeza en mi hombro, como hacía años que no ocurría, y yo empecé a sentir el dolor de todo lo que me había pasado desde aquél último momento hasta ahora. Me quedé lo más inmóvil posible para no distubar esa postura, y así, me sentía arropada, protegida, sólo con el tacto de su sien en mi hombro haciendo equilibrios, como si el tiempo realmente no hubiese nunca pasado.


Pero pasó.